In Umbras | Bienvenidos al juego.. | Elite

¿Quién iba a pensar que un crucero de placer podía terminar así? El barco tenía como destino un viaje de ensueño durante dos semanas bordeando las islas griegas. Un crucero de grandes dimensiones, que contaba con grandes servicios a disposición de sus pasajeros y un personal dispuesto a solucionar cualquier problema a bordo. Diversión, eso era lo que supuestamente les esperaba a unos ilusionados y felices turistas. La fecha de salida estaba programada para el 15 de Julio y, si todo marchaba como era debido, regresaría dos semanas después al lugar de partida.
Todo estaba listo, todos estaban ya embarcados. Y el crucero partió en busca de una nueva aventura en alta mar.
Todo el mundo empezaba a disfrutar de sus vacaciones altamente pagadas cuando todo se vino abajo. Los sucesos comenzaron a ocurrir tras la primera noche de bienvenida, banquetes y fiestas en el barco. Desapareció, ni más ni menos, que el capitán. Aquel que debía llevarlos a buen puerto ¿Dónde estaba? ¿Dónde diantres había podido acabar? El desconcierto se hizo dueño de su tripulación, quienes mantuvieron en secreto el hecho para no alterar a los demás pasajeros. El segundo de abordo fue el que tomó el control del barco mientras el personal y el resto de la tripulación, buscaban discretamente a su capitán. No apareció. Parecía haberse volatilizado. Pero no solo él, las noticias de la desaparición de más personas en el barco llegaron a oídos de los encargados del lugar. Madres histéricas, esposas alteradas, hermanos patéticamente descontrolados... ¿Dónde estaban? Era un barco, estaba cerrado. Nadie podía salir de allí y desaparecer sin dejar rastro.
Pasó otra noche, y la gente desaparecida seguía sin dejar rastro. Los pasajeros pronto dejaron de divertirse tanto como lo habían hecho la primera noche. Pasaron a tener miedo, a encerrarse cada vez más en sus camarotes para no salir hasta las horas precisas. Todo empezaba a ser un caos controlado.
El tercer día fue aún peor. Mientras todos comían lo más relajados que les era posible, se pararon los motores del barco. Se quedó completamente parado en medio del mar. En la sala de calderas les era imposible poner los motores a funcionar por más carbón que quemaban. Era algo inimaginable, increíble. Decidieron anclar el barco, de forma que nada podría pasarle por las altas mareas.
Ya podéis imaginar el desastre que este hecho provocó en unos pasajeros ya de por sí asustados. Muchos querían abandonar el barco en los botes salvavidas... Pero dichos botes ya no estaban donde deberían estar. El dolor de cabeza comenzó a azotar a la tripulación, que no entendía absolutamente nada de lo que estaba ocurriendo. Los turistas empezaron a hacer de todo un descontrol.
Ya no hay luz, las vías de comunicación del barco no funcionan. Y tienen que empezar a racionar la comida que les queda porque no saben cuánto durará la situación desafortunada. La gente está asustada, corre de aquí para allá sin importarle demasiado el resto de sus acompañantes de crucero.
La vacaciones se han convertido en un infierno, en una jaula para grillos... Todos están encerrados, en medio del mar y sin aparente posibilidad de escapatoria.